¿Cómo definir la vida en el Puerto? Es así, San Mateo llena de gente un sábado a mediodía, llego con Bucéfala y me sumo. Algunas mujeres esculturales muy bronceadas, muchas mujeres gordas también muy bronceadas, quinientos niños de vacaciones y su ejército de baldes, palas y pelotas, el rubio platinado que hace de salvavidas en la piscina y su música de radio Imagina, el heladero York que según Modelo envuelve el producto en unas bolsas que separan de un soplido lleno de bacterias (con la Su le contamos de vuelta que los dulces de La Ligua los rellenan con los dedos, y según mi tío Mario los helados de cien los hacen de mocos). Un poco de viento que me pega la arena a la piel, un baño en el agua helada del Pacífico Sur. Después volver al Barrio Chino, comprar las ensaladas de rigor y prepararme un almuerzo que siempre sobrará porque aún no pierdo la costumbre de cocinar para dos. Tarde de Aníbal Pinto (como ya es costumbre), más sol, algo del tango que invadió Valparaíso. Don Luén, más caro y más eficiente. Ahora me queda una ducha que seguro me va a doler porque me quemé un poco más de lo debido el culo (no andaba con mi traje de autoconfección colaless porque el otro día me encontré con Cara de Ratón en la playa y me dió cierta vergüenza, debo reconocerlo), esperar a la Eva (mujer ejemplo de madurez que nos ha sorprendido gratamente) y salir sin nuestra querida Su, que de seguro hoy se acostará temprano en el centro de Santiago, para reponerse de la noche atareada que vivimos y de pasar de largo desde VAP a SCL en el Tur Bus de las cinco veinte de la mañana, la que si tiene suerte soñará con el pene de trece kilómetros de Polo, el guardián de la Bahía Luna, y si no la tiene con el de Iván, el alcalde de la playa y miembro fundador (aunque tal vez esta palabra le quede grande) de la Sociedad de Naturistas de Chile. Vida porteña, veamos que nos depara la noche...
20 enero, 2007
09 enero, 2007
No sé porqué extraña razón todo está mejor, al parecer la mala onda emprendió el vuelo. A pesar de que ya tengo pega, creo que esto de la vida sabática es algo que se lleva adentro, un estado de ánimo alejado de las presiones sociales. Al estar parada en la puerta de Journal y que cada hombre entrado en años que pasa me cuente que antes ahí mismo estaba un bar llamado Nabor, que era la cagada, que se llenaba de estibadores vestidos de overol (esto es cosecha de mi parte) como me dan ganas de haber estado en ese mismo lugar en otro tiempo. Parece que las cosas eran mejores antes, según lo que me han contado, los polis no tenían permiso para entrar al epicentro de la lujuria porteña, en aquel entonces si que mi barrio era sólo para valientes. Seguramente me hubiera trenzado en alguna disputa por uno de esos trajes azules manchados de grasa, yo tan visceral como dicen por ahí, tendría, si fuera vieja, una cicatriz en la mejilla como recuerdo de años mejores, cuando los hombres eran de verdad, cuando valían la pena. Pero las realidad es otra, aún voy hacia el tiempo, como me hace creer Hank, todavía puedo ganarme la lotería, comprarme un velero y partir al Mediterráneo, todavía puedo enamorarme de nuevo, todavía puedo volver a creer en algo y claro, encontrar mejores gentes.
08 enero, 2007
Y por fin nos enteramos de lo obvio, pero como dijo Maripaz, se veía venir. Lamentablemente hay personas que andan por la vida dándoselas de correctas, paradigmas de la perfección que exigen y exigen del resto y no dudan de refregarte tus defectos en la cara en cada momento, esa típica persona a la que le gusta tirar mierda y que tu soportas porque tienes paciencia, porque le tienes cariño, porque han sido amigas por años . Hasta que un día la puta máscara se le derrite y ahí queda, y por fin la ves tan vil y traicionera, por fin abres los ojos y aunque no quieras hacerlo, la única cosa en la que creías se derrumba. Se supone que si te caga tu mino quedan los amigos, y si no es así, que? Si ni siquiera puedes confiar en una de tus personas más cercanas, que chucha te queda? No puedo creer que exista tanta envidia, tanta mala leche, hubiera sido tan fácil que esto no pasara, tan putamente fácil como no ser una cobarde de mierda y responder una simples preguntas que se hicieron con reiteración, tan fácil como por una vez en la vida agachar el moño y luego no tener que andar haciéndose la víctima, llorando donde mami y sacando a colación cosas que no tiene nada que ver. Tengo pena por todo lo que pasó, pero es mejor darse cuenta de estas cosas ahora y no seguir engañados otros tantos años. Y para colmo se dan el lujo de dárselas de bacanes, de chicas choras que no valen un peso, de maracas que no maraquean hasta que se pueden cagar a alguien, de carreteras al pedo, de malas porque hablan fuerte. Y esto para mi es personal, porque en lo único que creo es que la lealtad no se tranza.
01 enero, 2007
Ya todo terminó. Días de carnaval, noches de alcohol y de sexo (para algunas). Mi body, como diría Su, está colapsado, pero no quiero dejar de hueviar! Creo que este ha sido el mejor Año Nuevo de mi vida, pasé las doce con mi familia en pleno (aunque casi no sucede porque el gil de Tomi se demoró como mil años en salir de la casa y sólo nos encontramos tres para las doce) y la mitad de mis queridas amigas. Luego partimos bien cargadas (parecía manda subir por Almirante Montt con esa mochila tan llena de latas de chela) rumbo al ascensor Reina Victoria, donde encontramos una fiestoca de lo más piola. Embriagados, bailábamos cuando llegó la otra mitad de la tropa de esa noche, las esforzadas trabajadoras de San Martín. Alegría total, hasta que terminó la música y erróneamente (cosa que supimos sólo hoy), pensamos que la cosa había llegado hasta ahí no más (era un desperfecto técnico que solucionaron al rato). Entonces decidimos partir al Yugoslavo y en el camino, perdimos a Chopi, Modelo encontró a su Mauricio Méndez y yo me las dí de paca dirigiendo el tránsito en pasaje Bavestrello: con un pequeño megáfono y haciendo gala de mi jugo en polvo empecé "los que suben por la diestra, los que bajan por la siniestra". Otra anecdótica para el día de hoy. El paseo estaba repleto y con Charly hicimos trizas los nervios de Barb, la chica de la peluca plateada y los lentes de sol, al pasearnos en un estado lamentable al borde de un precipicio. Mucho alcohol, marihuana y un poco de falopa con el que me acabroné y no me hizo mucho efecto. Y como música de fondo, la armoniosa voz de Lespi, bociferando al mundo cosas como "Tomi, Tomi, dónde está Tomi" o "It's unbelieveble". Nos reímos mucho anoche, pero fue más hoy al acordarnos de tanta huevada. Lamentablemente todo acaba (excepto Interminator, diría Brenda Carvajal) y ahora, sentada en Aníbal Pinto, ya siento nostalgia de todo esto. Modelo dice que el verano también es bueno, pero plagiando a Barb, debo decir que el carnaval es mi época favorita del año.