Me tocaba cocinar por segunda vez en ocho meses. Como no confío para nada en mis dotes culinarias, compré más cava que ingredientes y terminamos bebiendo de más. Ya había vuelto al ruedo este mes con una botella de Capel de litro que fui bajando poco a poco hasta terminarla con una especie de sorbete de frutos rojos que JC amó ampliamente. Me miento y digo que es un permiso antes de otra pausa larga porque me detectaron una bacteria en el estómago que tengo que combatir con antibióticos, lo que me alejará de las canchas de la perdición por lo menos diez días. Pero primero es necesario destruirse, beber cuatro botellas de cava, fumar no se cuantos cigarrillos, tener una crisis de llanto de la que no recuerdo el motivo, despertar más cansada luego de mi día de descanso. No se como JC me tiene tanta paciencia. Mi mamá me dice que de verdad me debe de querer porque ha visto lo peor de mi; vómitos, diarreas, arrebatos infantiles, llantos descontrolados. Me debe de querer, tal vez como yo lo quiero a él, que me saca sonrisas cuando me acuerdo de su cara, de sus exageraciones, de como me abraza mientras dormimos, que lo extraño cuando parte dos días a Medio Oriente.
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home