Vengo del patio. Las lajas de la terraza estaban calientes y fue inevitable recordar mis lajas en el verano, el sonido del lago, el sol de allá. No es nostalgia ese recuerdo, supongo que esa palabra significa también añoranza y no es eso lo que siento. Más bien agradecimiento de aquel espacio que me albergó por tantos años, que fue mi lugar en el mundo. Pero entiendo y siento perfectamente eso, que fue y ya nunca más estaré allí, por lo menos de esa forma (y espero que de ninguna), ni siquiera espero que esparzan mis cenizar en las aguas oscuras del lago, que alguna parte de mi ser vuelva a tocar aquellas lajas. Pensaba que ya nunca iba a volver a sentirme en casa pero ahora entiendo cuando Roberto decía que su patria era donde estaban sus hijos. Arcadia es ahora mi patria, no necesito más.
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