Mejor largarse. Como siempre, me pongo infinitamente rancia y tengo que escapar. ¿Que hice ahora? Juntarme con quien no debería hacerlo por ningún motivo y hablar huevadas de más, como decirle a un barman de por ahí que su suegro era el hombre más sexy del planeta y sus alrededores y que me lo quería puro follar cuando volviera de Baires donde se encuentra en la actualidad. De lo demás ni me acuerdo, pero seguro que estupideces por el estilo. Ahora mi problema está en esa manía que tengo en andar dejando la cagada en mi vida y después escapar al norte o al sur como si eso solucionara las cosas, como si yo no arrastrara mis problemas conmigo. ¿Cuando mierda voy a madurar o tal vez no sea necesario porque vivir es autodestruirse, sólo que gente viciosa como yo lo hace un poco más rápido?Colapso menstrual, seguro que en unos días ya no tendré remordimientos...

De dónde vienes Pequeña Lulú, eres toda mi felicidad...

¿No te cansas nunca de ronronear, de morderme la oreja, de no aprender a limpiarte bien el culo, de correr por todos lados como escapando de algo que sólo tu ves, de rasguñarme el cuello para que después JJ crea que otro de mis amantes me lo hizo en una sesión de sadomasoquismo, de ser tan fatalmente linda, tan inconcientemente lesbiánica, de cagar toneladas, de que te quiera tanto?La Eva insiste en llamarte el "animalito" y me advierte que no me encariñe tanto contigo, pero como resistirme a tu puto encanto, si hasta a la Su le caes bien (y eso es mucho decir). Sólo espero que no seas tan traicionera como lo fue Bob Dylan y no nos avandones por un grupo de marihuaneros, o que en tu primer celo no te de por dejar el hogar que hemos formado para ti por una tropa de gatos calientes.

...Lulú no crezcas no cambies jamás, Lulú no crezcas no cambies jamás...

Caña moral, desde el viernes que pretendo hablar de aquello. Y claro, no fue mi primera vez, pero antes de escucharlo de la sabiduría popular del Rumpi, no sabía como definir ese malestar que no se me pasaba con la coca cola. Se quedaba ahí un par de días y era una mezcla extraña entre incertidumbre y vergüenza, pero tampoco cabía en ninguno de estos conceptos, en definitiva, toda esas sensaciones inefables por años ahora si que tienen un nombre. Y en qué consistió mi caña moral del viernes por la mañana? Se conecta con otra de hace como un mes, cuando me encontré en la Sala con un tipo que me gustaba y en una conjunción memorable de mi embriaguez y mi habitual cara de raja le dije que si se quería acostar conmigo. Como iba a negarse si me estaba liquidando de fin de temporada, osea, más barata imposible. Que si me dijo, pero tuve que responderle que tendría que ser otro día porque esa noche yo ya estaba comprometida (andaba con John). A la mañana siguiente me desperté con ese sentimiento de que las había cagado y que aún no identificaba como C.M. (puta que me gusta abreviar), claro que no podía parar de reirme de mi misma por mi patudez. En fin, el asunto es que este jueves de solteros que pasó (con Marcelo nos vamos a la Sala a tomarnos algo pasados a fritanga y a seguir pelando), como nunca íbamos prendidísimos, dispuestos a bailar y a portarnos mal, me lo encuentro en la barra, con una sonrisa literalmente de oreja a oreja, cobrándome la palabra. Traté de hacerme la de las chacras pero no me resultó, pero como aperrada con mis amigos que soy jamás pensé abandonar a mi Cabro Chico por una cacha. Pero las cosas tomaron otro rumbo, mi compañero se me emparejó rápidamente (no vamos a decir con quién) y entre quedarme pagando sola por ahí, perdida y desorientada, decidí ir a cumplir con mi palabra. Llegué chez moi como a las diez, con una caja de néctar de naranja, con la tremenda caña etílica y la continuación de mi caña moral. En el camino, (tampoco confesaré donde) me vuelvo a encontar con mi querido amigo Marcelo, conversamos un rato y concluyó que esas cosas sólo me pasan a mi. Además de la memoria, volví a perder mi reloj y unos aros que recién había comprado a Ale Zárate, vamos a ver como cresta los recupero...

Tarde de domingo de descanso donde Chini, sin embargo ese algo que me aflije y que no sé qué es realmente aunque tengo sospechas sigue ahí. Continúan las pesadillas, la conciencia de mis profundas ojeras, esas tantas ganas de hacer sin ánimo. Tantas cosas es mente y tan poca acción. Quiero aprender a nadar donde el Tiburón Contreras, a manejar en la Escuela Internacional, inglés en Chileno-Norteamericano. Podría armar un negocio, empezar la historia de Aurelia, divertirme un poco más, pero no, recaigo en el trabajo pesado, en mis vicios, en mis iras, tal vez es verdad lo que me dijo la matrona y estoy premenopáusica, porque frígida (como lo interpretó José Miguel) jamás.

Y me patearon. Anoche a John en toda su ebriedad se le ocurrió que ya no podíamos seguir siendo amantes. Yo ya lo había pensado, pero como ustedes saben carezco de voluntad y por pasar una noche acompañada soy capas de casi cualquier cosa, así que había pasado por alto el sinfin de cosas que me molestaban de nuestro pseudo noviazgo, como él mismo lo definió. Detallarlas ahora no vale la pena. En todo caso ando en uno de esos "extraños" períodos donde me calzoneo a todo el mundo, aunque no se si ésta sea una buena técnica para conseguir novio, que ahora si que lo necesito para pasar el frío invierno, porque mi Lulú es muy chiquita y a pesar de que me rasca la cabeza para dormir no es suficiente. Y era verdad eso que me estaba trasformando de manera acelerada en una vieja, cuando iba a pensar en enamorarme perdidamente de una gata loca, o tener ganas de tener un pijama de franela, o volverme una compradora compulsiva de zapatos?Me acerco a pasos agigantados a la treintena y no tengo novio, ni un Octavio, ni nada material y sigo comportándome como la colegiala caprichosa que nunca fui. Que contradicción de vida...

Tenía que pasar y el plan de contingencia que habíamos ideado con Eva no sirvió de nada. Estabamos tipo medianoche en reunión mensual con la nueva integrante de la Jaguar House, Pau, cuando en un segundo suena el timbre, un hombre pregunta por mi, inocente de ella abre la puerta, ignorando que en mi habitación yacía durmiendo John, y tengo que bajar corriendo semidesnuda a advertirle que no ibamos a poder estar juntos porque yo ya estaba con alguien, todo esto en la mitad de la escalera. No veía a JJ de cerca desde hacía dos semanas y se me partió el corazón al tener que despacharlo, pero no tenía otra alternativa. Finalmente también tuve que decirle a John que si iba a dormir, mejor que lo hiciera en su casa, así que me quedé con la compañía de Carrie y sus amigas sintiéndome sola y feliz. Como dice Marmota, un poco de su propia medicina...

Para varear Christina. Pero es verdad eso que con una buena mano también se puede perder. No tenemos nada asegurado y creo que vivir es una constante apuesta. Claro que podemos apostar por formar una familia (ya estamos en edad, dirán algunos), tener una vida cómoda y tranquila, una vida mejor que la de nuestros padres, trabajar, comprar una casa, tener hijos, una jubilación, morir teniendo asegurado nuestro espacio en el cementerio. Por otra parte podríamos apostrar por invertarnos una vida nueva en otra parte, conocer lugares a los que nunca tendríamos acceso con nuestros quince días de vacaciones anuales, conocer personas completamente distintas a nosotros, expandir la mente con visiones de mundo diversas, ver colores, sentir olores, tener sensaciones diferentes. Aventurarse en definitiva, apostar por lo desconocido, no tener puta idea de donde iremos a dejar nuestros huesos. Seguro que hay más opciones, pero tiendo a ver la vida sin matices, supongo que saben cual es my choise.