16 marzo, 2007

Me advirtieron que no duraría pero esto ya es el colmo. No sé, por último un año! Pero no, fue sentir algo extraño, mirarme al espejo y ahí estaba mi diente tal cual esa mañana horrible que desperté con un desconocido y un pedazo de paleta menos. Y yo que creí que era una pesadilla pero no, todo era real. Maldita botella de Escudo que me emborrachó y atentó contra mi integridad física y moral, porque que cosa más humillante que te falte un diente. Finalmente opté por lo sano y con un instrumento que jamás ha faltado en mi vida ( mi lima de uñas ) me autorealizé un tratamineto dental expres bastante más efectivo que el de los ineptos dentistas (ricos si, pero para ver wachones no pago tanto, tal vez por tocar), lo que no era en absoluto una novedad en mi vida, porque cuando iba por los dieciseis me saqué los frenillos con una tijera en el baño de mi meridional liceo, porque ya no soportaba a la bruja de mi ortodoncista. También es de familia esto de hacerse el Rambo con los diantes: Chopito, por ejemplo, le gusta azotarselos contra el lavamanos del baño de Gonzalo y otro integrante cercano a quien no voy a delatar aquí, un día de enero se pegó un pedazo de diente con la Gotita de Poxipol. En fin, se supone que esto de ser adulto tiene que ver directamente con tener problemas, y el del diente en realidad no es tan grave, sólo que como ya no puedo hablar de hombres (que si son un problema en mi vida) y de contingencia nacional la verdad es que no me he informado (a pesar que ayer, como estaba en cama ví las noticias pero estaba tan febril que no entendí, aunque nada hubiese sacado con ver esas emisiones que en realidad sólo hablan de cosas sin importancia), no me queda más que escribir sobre contingencia personal.