15 febrero, 2007

Capítulo parroquianos. Por quien comenzar? Martuca,aunque no entra en ninguna otra categoría más que en la de persona non grata, loca adicta perdida del Barrio Puerto (tan gringamente llamado ahora "Zona Cero"), que por las tardes parte rumbo a Cumming a ver si encuentra la moneda salvadora de la noche. Con la suciedad de días y los síntomas típicos de la abstinencia, irrumpe siempre en el momento menos oportuno para sacarnos de quicio, aunque al parecer Roman encontró la forma de espantarla tirándole agua y Rafa se muere de pena. También hay un hombre moreno, amigo de las musculosas o en su defecto de camisas que dejen en evidencia su abundante vellocidad toráxica, quien espera afuera a que se suban las cortinas porque es el primero en entrar en busca de su dosis de Paceña. Se sienta solo y se fuma unos cigarros, a veces se ríe. Extraño muchacho, la única vez que lo he visto conversando con alguien fue una vez con un hombre galo, que es el que de verdad se parece a Spiniak (me cagué de la risa cuando lo ví, y claro era igual, pero no precisamente el francés que yo le decía a NN. Ya aclaramos el malentendido). Quien más? Una troupe de franceses que viene casi a diario y que después de unas copas varias insisten en hablarme en su lengua materna, que en esas condiciones es más difícil de entender que el quebeçois. Y ese viejo culiado canoso que toma Capel, un cerdo asqueroso que conocí en otros tiempos por allá por San Martín, tan digno haciendo vida familiar los domingos a la hora de almuerzo. Un hijo de puta degenerado. Y claro, el amigo poeta, que hace durar sus dos copas de vino toda la noche y molesta a quien se le ponga en frente, sobre todo a los desafortunados de la barra como Néstor o Rafa, que ya planean como asesinarlo. A sus cinco mil años todavía parece tener cuerda para rato y me prometió que si le va bien con la venta de una de sus tantas propiedades (avaluada en dólares, por supuesto), nos va a dar una propina de un millón de buenos pesos chilenos. De los demás tal vez hable luego, espero que no suceda lo que teme Barb y termine autocensurándome...