29 enero, 2025

 Casi un mes. Ya me ha tocado lidiar dos martes con sendas botellas de vino que JC se toma solo en la cena que él mismo prepara. Se las merece, además no es para nada un ebrio incómodo, sólo se le acentúa ese tartamudismo tan típico francés y se emociona con las ideas más locas como la de abrir una brocante en Arcadia o tener un hijo conmigo (cosa que obviamente ya descartamos de plano no sólo porque ya no tenemos ganas ni fuerzas ni edad para criar sino también pensando en lo explosiva que sería nuestra mezcla genética con los antecedentes psiquiátricos de nuestras familias y nuestras propias adicciones). Enfin, hago el amor con una lucidez que creo que desconocía, gané dos veces el Rumycube, subo los cinco pisos que separan la lavandería de la recepción con la agilidad de una gacela. Claro que hay momentos en los que quisiera poner un poco de Jameson a mi café de las cinco de la tarde, o salir a fumar un pucho después de que algún viejo fastidioso me diera la lata más de lo habitual, pero persisto y la sola idea de claudicar me quita todo el ímpetu. Aunque también pienso en la mañana siguiente, la sed, la náusea, las nulas ganas de trabajar, la mente confusa, el cuerpo hecho añicos, las mil excusas que me invento para justificar la malignidad de mis palabras o el infantilismo de mis reacciones. Eso sin contar la vomitadera; hay que espanto! Y últimamente la diarrea. Lo que pasó en Andernos fue una verdadera pesadilla y aunque el culpable directo fue el kebab más infame de Burdeos, claramente mi flora intestinal estaba en paupérrimas condiciones después de estar más de una semana bebiendo sin parar. No se que otras señales estaba esperando. Manténgase fuerte es la consigna de un bar penquista al que nunca fuí.

22 enero, 2025

 Veintidós días sin beber. Veintidós días sin fumar. Casi un año sin drogarme. Veintiocho kilómetros corridos en bajada porque de subida después me duele la espalda. Cita con el psiquiatra después de tres meses donde todo parece ir mejor y acordamos bajar la dosis del medicamento al mínimo. Cita con la oftalmóloga para cambiar los lentes y una inversión en lujo que sin dudas me merezco pero espero cierto reemnbolso de mi seguro médico. Hoy cita con el osteópata para ver de que va. Realmente me siento bien, mi energía está a tope, subo escalera y hago sentadillas casi todos los días, he leído tres libros, cosa que no hacía hace años y estoy duermiendo bastante mejor. Volví a tener metas, a llevar una agenda, a organizar mi vida con colores, escucho podcast de historia del arte y empecé con la música clásica. Me gusta mi trabajo, está lleno de conchasdesumadre pero como la vida misma y aprendo a moverme entre víboras y no pisarles la cola. El cinismo de la gente ya no me sorprende y prefiero no tomarme las cosas personalmente. Estoy enamorada, nada nuevo se dirán, pero mirar esos ojos tranparentes y ver amor de vuelta me llena el corazón y el cuerpo. Soy feliz.

07 enero, 2025

Ya estamos en 2025. Pasé un ajetreado fin de año laboral y plácido fin de año personal. Como tengo mis fiestas los martes, tuve libre 24 y 31 así que aprovechamos esos días para salir a comprar a Arcadia Centro con todo el tumulto, no sin antes advertirle a mi amado que por fa vor mantuviera la calma, que eran mis días libres y que no pensaba andar corriendo por muy fin de año que fuera. El 24 hasta me tocó cocinar, hice mi típico pseudo ceviche de salmón (chanché de cochiné que le llaman) y fue un éxito. Por su parte JC abrió sus adoradas ostras, me hizo probar el foie gras (muy rico pero es como comerse un trozo de mantequilla) y algo parecido al caviar (muy malo como comer un caldo maggi de pescado), nos tomamos dos cavas chacun, nos obligamos a esperar medianoche y vimos los fuegos artificiales en el Arco de Triunfo por TV5. Providencialmente no dije estupideces con el alcohol, supongo que hicimos el amor. Todo perfecto hasta la mañana siguiente porque me tocaba trabajar y porque me dió diarrea. Pero fue pasajera  y el día dos ya dormí suficiente y estoy con ánimos renovados para este año. La idea de que vendrá mi hijo pronto me hace ver todo desde el optimismo. Cuando venga ya habrá pasado un año, ya tendrá quince y espero estar lo suficientemente cambiada para ser una buena madre y que aún le queden esos cachetitos adorables para darle muchos besos antes que la adultez se los coma.