24 junio, 2008

¿Que contar? ¿Que si mi vida fuera una peli sería Tres funerales y una boda? Que huevona más funesta dirán ustedes, pero eso ha sido. Un recuento. Mi primo, mi compañero de la infancia, mi antítesis, ese mino triunfador, un privilegiado de colegio inglés y carrera rentable (nada comparadao con mi liceo Gabriela Mistral de Cañete y mi UPLA), luego de más de una década de pololeo con chica a su altura, decidió enyugarse de por vida a esa yunta léase en vocabulario no campesino, casarse. Entonces a esa boda me refería y nos preparamos en masa. Llegaron desde el lejano lago Lanalhue Chelo, Mary Peace y la Chica Monc, desde la cuidad humedal de Valdivia Tomi ahora más conocido como el Vale (una versión meridional de el Nota, coño) y Chopi desde la Quinta Costa, Pancho, Valpo o como quieran llamar a ese puerto perdido del infierno. Nos juntamos todos en Vergara mi hogar (en las esquinas suelen borrarle la última sílaba a mi calle, en que otro lugar podría vivir) como familia italiana está claro, puros gritos y caos, se nos unió Abi (la novia de el Vale) y entramos en colapso como siempre, que gente más desordenada, la verdad es que mi familia me pone un tanto nerviosa. Hasta que llegó el día y la hora fatal y rotos (como diría Barb, su nueva palabra fetiche) ordinarios de lo peor nos fuimos a duchar a la casa de mis tíos porque a mi no me da el agua caliente para un familión tan numeroso. Bref (siempre me extiendo en detalles sin importancia, aunque en realidad nada de lo que escriba tiene importancia) partimos atrasados con la esperanza de perdernos la ceremonia pero gracias a la puta costumbre que tienen las putas novias de llegar tarde, nos mamamos toditita la liturgia o como se le llame a esa tortura católica apostólica y romana, cagados de frio y cagados de la risa como siempre que nos toca estar serios (mi padre se mandó una performance que no detallaré). Ya termina luego viejo culiado que queremos ir a la fiesta, rezábamos para nuestros adentros tan devotos al alcohol los R. F. Cuando por fin terminó el calvario, nos montamos en la cuatro por cuatro Marcelo R. (en realidad es un auto japonés que con todos dentro parece más bien una lata de sardinas) y subimos casi hasta el cielo por las empinadas colinas del barrio alto allá donde todo es más (más frío, más calor, más plata). Los R. K. y sus retoños en pleno, una lata pero en fin con mi círculo sanguíneo directo estaba de lo más contenta, que me importaban los demás, puros huevones salvo algunas excepciones. De entrada una copa de champaña como para darle más glamour a mi indumentaria ya de por si muy de peli cincuentona (aunque no se si tomarmela al seco sea muy decente), luego unos piscos sauers para el frío, mucho picoteo donde abundaban los productos del mar que consumí sin ningún miedo porque entre tanto pituco presumí que debían abundar los médicos, mucho susurro con papa en la boca a mi alrededor. Luego de una cena bien buena, tintolio a raudales, un video lacrimógeno que me recordó lo vieja que estoy y el vals de los novios (el Vale casi explota de la risa), irrumpimos en la dancefloor de la que nos apartábamos cada media hora sólo para solicitar veté tras veté en el bar abierto. Bailamos all night long, como diría Lionel (o no era en él?). Cuando estoy con Chopi no necesito a nadie más, hacemos una buena pareja. Como podrán suponer lo de princesa me duró hasta la medianoche como la Cenicienta y después de eso no me acuerdo. Desperté en el sillón de la casa de mi tío con una caña infernal y oliendo a vómito (mi madre me lo había limpiado), en definitiva lo pasamos la raja. El finde siguiente yo no iba a ir a Valpo pero como carezco de voluntad, bastó una llamada de Ítalo y unas cuantas insinuaciones de Su para que partiera a medianoche rumbo al Puerto. Claro que si tuve voluntad para portarme bien, no darle jugo a nadie, no pescar al Lors of the Ice ni a A. aunque me moría de ganas, salir del Brit Pop más bien digna, a pesar de que no podía faltar que me sorprendieran jalando en el baño ni con una botella de veté de contrabando, pero no podía ser todo perfecto. Y no lo fue, el domingo me llama mi padre para anunciar el fallecimiento (sic) de mi abuela, su madre, algo que esperábamos no sucediera antes de la boda pero tampoco una semana después. Así que el lunes de nuevo al sur a un funeral. No coments, al menos me sirvió para sacarme un poco la mamitis que me había quedado tal vez por cargo de conciencia por hacer pasar malos ratos a mi santa progenitora, para que vean que aún me queda algo.

11 junio, 2008

La verdad es que aun no he muerto como temía (he tenido una racha de buena suerte inusitada y tuve mierdo de morir, de esas veces que camino pegada a las paredes y trato de no cruzar las calles), pero no, he estado ocupada en esto de la boda, de juntarse con la familia un par de días, quedar con mamitis aguda, cañas infernales lo mismo de siempre, no time. Luego detalles.