27 octubre, 2006

Mucha distancia y todos los problemas siguen igual, pero voy a dejar de quejarme. Continúo el viaje y no dejo de pensar en la iglesia de Concepción, con sus adornos de figuras indígenas, su candelabro gigante y hermoso que quise robar (aunque lo dije, no para vender en el lago Titicaca a los gringos, sólo para mi) y sobre todo ese jardín donde me encantaría hacer una fiesta. Esperé un rato escondida en el confesionario para asustar a Christophe, pero él sacaba fotos y me aburrí. Las calles de Concepción me tranquilizaban. Comimos verduras en un restaurant con mesas en el jardín y que era ridículamente barato. Paseamos por la ciudad en moto taxi y me sentí como Peter Fonda en Busco mi destino, pero con chofer, así descubrí que Banzer era hijo ilustre de ese pueblo, donde construyeron una estatua gigantesca en una avenida de tierra. Una estatua gigantesca para un hombre pequeño, tal vez en conmemoración por la azaña de haber sido elejido presidente democráticamente luego de haber sido dictador. Todo tan García Márquez. Pensando en Concepción estando en Valdivia; pensando en uno estando con otro, ya empiezo a entender donde está mi problema...

20 octubre, 2006

Veo la Tercera electrónica y ahí está Paul Auster recibiendo el Premio Príncipe de Asturias. Ayer llegó mi amigo Greg y paseamos sin Chris por las calles de Valparaíso.Fue un poco extraño estar sin él; nadie pidió comida sin cebolla ni se detenía a cada rato para sacar una foto, porque resulta que Greg sin su mentor ya no tiene las mismas ganas de antes de tomar fotos en "diagonal". Caminamos y caminamos, yo con mi angustia a cuestas y él sin ganar de partir. Busqué a alguien que me calmara pero como siempre no lo encontré. Días de mierda de nuevo, pero la visita de mi amigo me alegra el alma un rato, aunque estar con él también es recordar todo lo que viví hace poco y que sin embargo parece una eternidad.Veamos que pasa este fin de semana, aunque no tengo esperanzas.

19 octubre, 2006


De regreso en el Puerto. Volvió la manzana de la discordia y todo mal, yo que creía traerlo todo resuelto, vuelvo a lo mismo; noches de vodka tónica, accidentes de todo tipo que me tienen un tanto nerviosa, noches vacías, aunque la cama no esté vacía, peleas domésticas que ya dejan de ser anecdóticas, todo toma un tiente más serio estos días, nadie quiere reírse conmigo como antes, cuando no importaba nada. Y no me queda más que volver a partir, escapar otra vez aunque no sirva de nada. Un rato en el sur creo que no me hará mal, necesito un poco de calma porque ya empiezo a nadar en círculo de nuevo. ¿Porque cresta todas las cosas que me gustan me hacen mal?Un instinto suicida camuflado, la inconciencia me lleva a la natural autodestrucción, en fin , que más decir, sólo que hacía como dos meses que no sentía que mi vida era un desastre...
La verdad es que los hombres están cada día más cara de raja. Anoche, casi a la una, tocaron mi timbre e ingenuamente, creyendo que era quien no era, abrí la puerta desde mi citófono inservible. Y así aparecieron en mi cuarto piso dos desconocidos a los que temí abrir. Cuando me decidí, uno de ellos, al único que podía ver con claridad, me preguntó si yo era yo, "si, claro" respondí, "te vinieron a ver", replicó y cuando asomo mi cabecita trastornada fuera del espacio que comprende mi departamento, ahí estaba él, el de antenoche muy campante a esa hora insólita ¡y con un amigo!. Y yo parada ahí, sin poderlo creer, lista para acostarme con mis labios pintados y sin entender nada. A parte de la hora (he recibido a otros más tarde), del amigo (también he alojado a amigos de amigos en mi casa a pesar de que eso me pueda causar problemas con mis amigas), el colmo de todo fue que me pidió "por último" algo de vodka y ahí, indignada por la patudez de este tipo que pretendía dar cuenta de mi santo brevaje (el único amigo que me está quedando), los despaché antes de arrepentirme, sintiéndome increíblemente digna. Terminé durmiendo sola, pero creo que es tiempo de acostumbrarse.