05 octubre, 2007

Carnaval de los mil tambores en el puerto de Valparaíso. Cagada apocalíptica, antesala de los Culturales. Entre carnaval y carnaval el tiempo se pasa volando. Ya casi se me fue el año, como otros, como aquel que con Camila Andrea bailamos por kilómetros al son de los Hare Krishna, locas poseídas por el ritmo, aunque claro, esto es una mentira , sólo estábamos ahí porque era una tropa de hombres, con túnicas pero hombres, bellos vestidos de naranjo y con sus cabezas rapadas y eso era lo que buscábamos, hombres. Luego, cansadas y como recompensa a nuestro infatigable baile, los muchachos nos invitaron a su templo. Si hubiésemos sabido lo del celibato, seguro que ni lo intentamos, pero nos tentaron con especialidades vegetarianas hechas en casa. Por supuesto que trataron de convencernos de volver, pero al llegar allá y ver a esas mujeres con sus hijos (que por supuesto no vimos bailando en la calle) sirviéndonos la comida, se nos quitó todo el entusiasmo, al final (mi palabra favorita según A.) terminamos haciéndonos miristas, militantes encapuchadas de ultra izquierda a quienes no les gustaba nada, fue ahí donde encontramos a los hombres. La Camila definitivamente (flamantes padres de Violeto), yo sigo buscando, dejé la militancia pero sigue sin gustarme nada (salvo algunos amigos, mi gata, algunos libros, alguna música, el copete y la falopa). ¿Qué año habrá sido eso? ¿2000?¿2001?Parece mucho tiempo, ¿es mucho tiempo? Toda mi vida está llena de personajes nuevos o de aquella época que jamás imaginé que tendrían algo que ver en mi historia. Camila ¿te acuerdas del rico que se transformó en feo? Ahora aquí se llama Alfred y no te conté que me gustaba la última vez que nos vimos porque me dió vergüenza. Ya no,está claro, pero no sé si sería capás de confesártelo frente a frente. Hemos cambiado tanto, definitivamente ha pasado mucho tiempo. Éramos tan jóvenes, tan libres por primera vez, todavía nos quedaba inocencia y buscábamos, además de hombres, un motivo, algo que nos movilizara, una causa o una ruta y por eso nos paseamos desde el fanatismo religioso hasta el SOV (Sindicato de Oficios Varios, ¿alguien puede explicarme que significa eso?), de noches de vino navegado en la Cacha del Terror hasta reuniones eternas donde Boris además de darnos un curso expres de marxismo-leninismo, nos ponía al día de todo el acontecer tanto público como privado de los famosillos de universidad (que deben haber sido tres o cuatro). Y creíamos Camila, ¿o sólo queríamos creeer? Luego a mi me dió por ponerme sistémica, a los miristas les dió por procrear en masa, luego me volví anti anti más que nunca y aquí estamos, tanta vida después, porque seis o siete años a nuestra edad continúa siendo mucho tiempo, después ya tal vez no, cuando tengamos cuarenta y tantos y recordar una tarde de cerveza en el Roma sea casi imposible.

2 Comments:

Blogger Marta said...

Vale, bien, esto ya no sólo es vida, esto es literatura. Vaya manera de rememorar, que forma de expresar la melancolía. Da la sensación de que en una vida has vivido muchas vidas. Yo paso temporadas anestesiada, meses que no son más que sengundos en el recuerdo. Otras veces, una semana se alarga como una vida. Pero eso pasa cada vez menos según vamos cumpliendo años, ay.

Acabo de estar leyendo tus gustos musicales en tu perfil... ¿Ferenc para follar? No sé ni quién es. Voy a hacer una pequeña invertigación por internet.

2:27 a.m.  
Blogger CC said...

consuelorivasfMarta Ferenc es Liszt. Su nombre original.

6:50 p.m.  

Publicar un comentario

<< Home