15 enero, 2009

(Puta que me gusta la palabra podcats)Bueno...y va a quedar la cagá...y va a quedar la cagá (cantando), para el Japinuiyiar y así fue no más. Sólo contaré que casi me mandan a Las Vegas y Hawaii en el mismo vuelo por llegar a Cochrane 87 a las once de la mañana. Prendidísima, por mi me hubiese quedado en la Plaza del Descanso hasta las tres de las tarde si no hubiese sido por Barb que insistió en que regresáramos a casa. Fue demasiado en todo caso: demasiada champaña, vetés, cervecitas, falopita, desenfreno total...y el primero caña infernal sólo superada por aquella del éxtasis con V.T. el verano pasado. No contaré nada más porque las cosas hechas en el Año Nuevo mejor olvidarlas (sobre todo si te agarraste a besos con un flaite con el rostro completamente tajeado, si measte en un macetero en un quinto piso, si te acostaste con un hombre que pensabas que ya esa parte del pasado, ese tipo de cosas).
Bueno después de como tres días con caña y en medio de una oleada de calor y alumbramientos y, como saben, estan ganas de parir me dan de tanto en tanto, me encontraba yo planeando mi futura maternidad mirando ositos de felpa en cierta tienda española en la que me dedico a sacar la mechera que llevo dentro, peluches sonoros de zebra en Casa Ideas, pensando en todos los test que me tengo que hacer(VIH, Scericha coli, mal de Chagas, sífilis, gonorrea, papiloma humano, etc., etc.), creando presupuestos, cuando a mi novio y potencial padre de mi hijo (aunque no lo sepa) se le ocurre ir el viernes por la noche a ver a la Banda Conmoción al Club Cadilac. Llegamos de barsas y al ver el espectáculo, bailar toda la noche, tomar hasta ron cola y fumar como carretonera me di cuenta que realmente no es tiempo y tal vez nunca lo sea.