
En esta ciudad hace un calor tan agobiante que te pega la ropa al cuerpo, te tumba en el banco de alguna plaza, te hace recordar otros momentos de calor. Me gusta el calor, supongo que es mi elemento, perfectamente podría vivir en un lugar de cuarenta grados a la sombra y jugo de tamarindo. Excitante calor. Ayer leí horas frente a una pileta la vida de Federico y no me cansó el calor sino un dolorcillo en el coxis. Es extraño ver a tanta gente y no saludar a nadie, ya me imaginaba yo algún suplementero en bicicleta, algún alcohólico anónimo, mi único amigo basurero, alguna de mis amigas jóvenes, algún amante, pero nadie, kilómetros a la redonda de soledad desatada. Eso me hizo recordar tiempos fríos, cuando después de haber pasado los primeros diez años de mi vida en esta misma ciudad (llena de amigos, con una vida socio-política absolutamente armada) me arrancaron de cuajo, me alejaron de esta urbe de plátanos orientales a las selvas del sur. Y ahí estuve sola, con todo el tiempo para mi y mis primeras perversiones. Ahora lo recuerdo y entiendo porqué extrañaba tanto estar sola. Me voy a convertir en el monstruo que debí ser hace mucho tiempo.
1 Comments:
Que envidia.. me encantaría vivir algunas de esas cosas 'intensas' que relatado..
.. igual, quizás sea un poco molesto lo que te voy a decir pero, ¿has pensado qué le dirían a tus posibles futuros hijos sus compañeritos de cole' si se enteraran de la existencia de estas publicaciones?.. es algo jodido, pero considerable.. Eres una chica 'brillante' y JOVEN, mm.. no te rindas y vayas a limpiar baños al norte, creo que puedes hacer cosas más atractivas que esa..
Suerte en la capital, el sur y el puerto.
Ojalá tus narraciones no terminen, realmente las admiro, pero ojalá también que lo que vivas sea más feliz (en cuanto a relaciones "sextimentales" sobre todo.)
Exitos!
Saludos.
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