14 enero, 2008

La Muerte. No la pequeña muerte. La grande, la con mayúculas, la aterradora, la sanadora. En días como este me entra un miedo tan natural que no sé porqué llega en días como este. Será porque se murio mi abuelo Landa (landa cagando le decían y se le ocurrió largarse el 24 como acto cúlmine) o porque murió un poeta que se llama como mi poeta o porque a veces me vienen estas menstrualidades devastadoras de me destrozan al cuerpo y la tranquilidad. Como siempre no tengo respuestas, pero camino con más ciudado, me alejo de los balcones, escondo mi pistola. No quiero creer que este temor y esta tristeza tengan nombres de hombres que ya no volveré a ver.