04 noviembre, 2024

 Tuve mi primer mental breakdown del autoexilio. La burocracia en Arcadia es compleja y estoy intentando tener el permiso de anual. Arduo trabajo y peor espera. Mi permiso original ya venció mientras espero una respuesta a la solicitud y temía tener que salir cagando el día 31. Todo aquello me tenía los nervios de punta, ese desasosiego que ya me es conocido volvía  a pesar de los antidepresivos. Además de sentirme así, estaba el miedo de volver a sentirme así, que tal vez es peor. Y entonces hace dos semanas, después de dos botellas de vino blanco aunque sin estar borracha, me agarró una lloradera sin precedentes; no podía parar, J.C. estaba razonablemente impactado. Supongo que saqué en ese llanto una angustia acumulada por meses, la verdad es que no he tenido certezas en este viaje y aunque esa situación la tenía más que prevista es distinto vivirlo. En algún momento del melodrama y supongo que queriendo calmarme me dijo que si quería irme a vivir con él y fue peor, porque lo que quiero es tener estabilidad pero una estabilidad mia, tener mi espacio, un lugar donde vivir que pueda llamar chez moi y sé que ese lugar nunca será la casa de mi novio. Me alivia tener esas certezas, aunque sean pocas, esos errores que ya no puedo volver a cometer sin tildarme a mi misma como estúpida. Sólo mi hijo y yo, en algún momento más adelante la Amapola, cuando tengamos un espacio donde esté comoda, no se necesita más para ser feliz.